Jueves 20 de Agosto.
La habitación de Emily.
Emily puso su brazo alrededor de mi pecho, moviendo sus labios, diciendo algo incomprensible en su sueño.
Puse mi mano sobre la suya, pequeña, lisa y se movió en la cama. Eran demasiado suaves.
No había dormido mucho en toda la noche. No solo porque nos habíamos despertado cada hora, para abrazarnos, sino porque había estado pensando mucho. Estaba inquieta. Quería tantas cosas a la vez, pero no parecía posible. Tenía algo que dar. Con cuidado saque una pierna de la cama.
"Naomi." dijo Emily atontada. Me giré para mirarla, tenía un ojo cerrado y el otro me miraba.
"Necesito un poco de agua." dije en voz baja, inclinándome para besarla en la frente. Ella sonrió somnolienta y se dio la vuelta.
Me acerqué a la ventana, y miré a las casas que formaban una hilera. Las cortinas perfectamente colocadas, coches relucientes en la puerta de entrada. Limpio y ordenado.
Me aparté de la ventana y miré. Una muñeca Barbie que tendría diez años llamó mi atención. Entonces un multicolor "Mi pequeño Poni", con un pelo loco, y sus accesorios apareció... Un corazón rosa descansaba al otro lado, otro recuerdo del pasado de Katie. Alguien había cosido absurdamente "Feliz día de San Valentín, cariño." en el medio. Jesús.
La cama de Katie estaba adornada con muñecos de peluche, y un camisón, si se le puede llamar camisón a una tira de tela. Por encima de la cabecera, había un poster de David Beckham en calzoncillos, de la publicidad de Armani, tenía una pegatina en forma de corazón pegada en su abultada entrepierna.
La habitación era una espeluznante especie de santuario pedófilo. Esta no era una habitación de una adolescente. Era una fiesta de pijamas de unas niñas de doce años. De unas jodidas inmaduras niñas de doce años. ¿Cómo podía Emily soportar esto? Esa pequeña cama y despertarse al lado de Katie cada mañana. Era sofocante.
Pensé en mi habitación, que parecía inmensa a comparación de la suya. Mi gran caro futón, que compre, ahorrando durante todo el verano, trabajando en Topshop los sábados. Mi colcha vintage. Mi lámpara. Y encima de mi cama mi nuevo cuadro de Rothko.
Baje las escaleras, para tomar agua, y puse la tetera para que pudiéramos tomar té, y sentirme más normal.
Mientras esperaba que hirviera el agua, los pensamientos volvieron. Estaba tan contenta de ver a Emily ayer, tan jodidamente aliviada de tenerla conmigo. Tan desesperada por tocar y explorar su cuerpo de nuevo. Si solo pudiéramos permanecer congeladas en este verano. No tendríamos que mirar hacia adelante. Ni mirar el futuro que tanto me asusta.
Revolví el té y distraídamente miré a la avispa que repetidamente intentaba entrar por la ventana. ¿Avanzar me asusta más?
Llevé el té arriba, y empujé la puerta de la habitación con el pie. Emily se movió cuando entré, vio el té y acomodó su almohada. Ella sonrió mirando con su hermosa cara.
"Esta cama es jodidamente ridícula, Em." dije, poniendo las tazas en la mesita. "Mis pies estuvieron colgando en el borde toda la noche."
"Lo siento, cariño." dijo agarrando su taza. "Supuse que podríamos haber ido a la cama de mamá y papá." Se rió por la cara de espanto que puse. "Pero no pensé que te levantarías para hacer esto."
Sonreí. "Pensaste bien." Me acosté a su lado, acariciándole el brazo. "No fue horrible del todo. Mis dedos estaban frio, nada mas."
Ella sonrió, feliz. "Gracias, que las mierda de vacaciones se terminaron." dijo ella, sonando mas despierta. "No podía esperar a verte."
"Yo igual." dije. "Fue una tortura."
"Pero ya se acabo." dijo ella. "A partir de ahora, donde tu vayas, yo voy." ella sorbió un poco de té. "Y viceversa."
Pensé en Kieran y en lo que habíamos hablado. Hice una mueca. No quería pensar en eso ahora, pero no desaparecería. Negué con la cabeza, me sentía confusa.
"Hay tantas cosas ahí afuera para nosotras." dijo Emily, mientras ponía su taza vacía sobre la mesita. "Para nosotras... juntas. Antes de ir a la universidad, del trabajo y las responsabilidades." cerró sus ojos. "No puedo esperar."
Sonreí con inquietud: "Tiempo al tiempo, Em." dije. "Disfruta lo que esta viniendo." hice una pausa. "Será mejor que me vaya, mamá me pidió que fuera con ella a comprar unas plantas y así la ayudo a traer algunos trífidos más."
Mientras hablaba, pude sentir que a Emily le dolía, aun cuando no podía verla. Bajé la vista hacia ella. Ella sonrió, vacilando, pero me abrazó.
"No te vayas todavía, mi amor." dijo en voz baja, "Quédate un rato más."
Puse mis brazos alrededor de ella, la abracé con fuerza, besándole la nariz.
"Esta bien." le dije. "Me quedaré un rato más."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Comentas?